El 25 de Julio del año 2000, el vuelo AF4590 de Air France con destino al aeropuerto JFK de Nueva York se estrelló poco después de despegar en las inmediaciones del aeropuerto parisino Charles de Gaulle. En el accidente murieron un centenar de pasajeros, los nueve miembros de la tripulación y cuatro trabajadores del hotel sobre el que cayeron los restos del aparato. En un solo día el Concorde, un proyecto concebido en plena Guerra Fría en colaboración entre Francia y el Reino Unido, pasó de ser el avión más seguro del mundo al más peligroso. El accidente supuso el principio del fin para los vuelos supersónicos de pasajeros y el abrupto final del sueño más ambicioso de la historia de la aviación. Atrás quedaban casi tres décadas de servicio del avión de pasajeros más moderno del mundo, capaz de alcanzar dos veces la velocidad del sonido y cruzar el Atlántico en poco más de tres horas.